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El Quijote y el lector



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H.G. Wells

H.G. Wells: biografía:

La conciencia social en la ciencia ficción.

Herbert George Wells, más conocido como H.G. Wells (1866-1946), fue un escritor inglés de notable envergadura. Es considerado por muchos como uno de los padres de la ciencia ficción, acaso junto a Julio Verne Mary Shelley. Sin embargo, su obra posee un doble interés que excede los prodigios y presagios tecnológicos, acaso desconocido para los que se limitan a ver simples alienígenas exterminadores en sus novelas.
¿Por qué sus obras continúan siendo de vital interés? Acaso porque hablan de cuestiones que nos atañen a todos, aún en obras de marcado carácter fantástico. A continuación intentaremos recorrer superficialmente la matriz de su fuerza creativa.
H.G. Wells nació en Bromley, Kent, en una familia de clase baja. En 1874 sufrió un accidente que nos beneficiaría a todos. Se fracturó una pierna y quedó postrado varias semanas. En ese período descubrió la lectura y sus deseos de escribir. Tras la muerte de su padre en 1877, debió abandonar estos intereses y sostener económicamente a su familia. Pasó de aspirar a un puesto rentable como escritor a aprendiz en una tienda textil. Esta experiencia luego se vería reflejada en las novelas:Las ruedas de la fortuna (The Wheels of Chance, 1896) y Kipps: la historia de un alma sencilla (Kipps: The Story of a Simple Soul, 1905).
En 1883 logró desembrazarse de sus obligaciones familiares y se anotó en la escuela de Midhurst, Sussex. Allí obtuvo una beca para estudiar biología en el Royal College of Science de Londres, donde tuvo como profesor nada menos que a Thomas Henry Huxley. Aquel período de amplitud académica no se desplazó hacia otros ámbitos. H.G. Wells maniobraba en la pobreza extrema, pasando hambre en más de una ocasión.
Por aquellos años se anotó en una reunión de debate llamada Debating Society y en la revista The Science School Journal. Allí apareció su primera novela, una obra rechazada por muchos de sus compañeros llamada: La máquina del tiempo (The Time Machine), que entonces apareció bajo el título: Los argonautas crónicos (The Chronic Argonauts).
Después de algunos amores H.G. Wells descubrió que padecía de tuberculosis. La enfermedad lo obligó a desatender toda actividad que no fuese la literatura. Cuando su mente se despejó de preocupaciones banales, la "maquina" empezó a trabajar de un modo frenético, llegando a terminar más de cien obras.
Así llegó la segunda publicación de La máquina del tiempo (The Time Machine)El hombre invisible (The Invisible Man, 1897)La guerra de los mundos (The War of the Worlds, 1898) y Los primeros hombres en la luna (The First Men in the Moon, 1901);obras que le dieron prestigio y sostén económico para seguir aceitando su máquina creativa.
H.G. Wells fue un hombre de fuerte sentido común, es decir, un hombre de izquierda muy interesado en las luchas sociales de su tiempo, en especial en los avances de las clases medias y los derechos de los marginados. En este sentido es interesante repasar El amor y el señor Lewisham (Love and Mr. Lewisham, 1900) y La historia del señor Polly (Mr. Polly, 1910), donde se aborda irónicamente el fracaso en las aspiraciones sociales de sus protagonistas.
Claramente H.G. Wells es un escritor de ciencia ficción, pero la ciencia nunca ocupa un rol preponderante en sus obras; es decir, en él la ciencia es menos importante que el hombre. De hecho, en sus obras se advierte constantemente sobre los peligros de confiar ciegamente en los avances de la ciencia. En este sentido, la propuesta de H.G. Wells siempre es la misma: es el hombre quien debe dominar a las máquinas, y no al revés.
Algunos aventuran una clasificación audaz para el espíritu de sus obrasciencia ficción social, pero lo cierto es que las novelas de H.G. Wells, aún las más fantásticas, son novelas sociales. Basta repasar Ana Verónica (Ann Veronica, 1909), donde defiende con elegancia los derechos de las mujeresUn sueño de Armageddon (A Dream of Armageddon, 1901), donde los sueños premonitorios prevén un futuro ominoso para la raza humana; El valle de las arañas (The Valley of Spiders, 1903), donde los arácnidos parecen representar lo peor de la sociedad victoriana; En los días del cometa (In the Days of the Comet, 1906), donde se narra la fragilidad de una sociedad que colapsa a causa del impacto de un cometa de proporciones apocalípticas; Tono Bungay (Tono Bungay, 1909), donde destroza las hipocresías del capitalismo irresponsable; La puerta en el muro (The Door in the Wall, 1911), donde se plantea una lucha a muerte entre la imaginación y la ciencia; El señor Britling va hasta el fondo (Mr. Britling Sees It Through, 1916), donde describe la reacción del pueblo inglés frente a los horrores de la guerra; El país de los ciegos (The Country of the Blind, 1904), donde la ceguera socialse vuelve un asunto preponderante; La floración de la extraña orquídea (The Flowering of the Strange Orchid, 1927), donde el reino vegetal busca vengarse luego de siglos de abuso...
La lista podría prolongarse indefinidamente.
H.G. Wells se preocupó fundamentalmente por el hombre y su sociedad; aunque en este sentido podríamos acusarlo de ingenuo, o de excesivamente candoroso, si se quiere; ya que su fe lo llevó a creer que la razón podía ser puesta al servicio del progreso y la igualdad social. Pero poco a poco fue ganando en pesimismo. Ya no creyó en la victoria global de la conciencia social, sino en pequeños triunfos locales de cuestionable influencia. Como prueba de sus convicciones escribió, ya en el ocaso de su vida, El destino del homo sapiens (The Fate of Homo Sapiens, 1945); donde expresó sus dudas acerca de la supervivencia de la raza humana. Recordemos que ese mismo año los Estados Unidos lanzaron dos bombas nucleares sobre Japón.
Algunos ejemplos notables de sus convicciones sociales pueden advertirse en sus novelas más conocidasLa máquina del tiempo (The Time Machine), por ejemplo, habla básicamente de las luchas de clases. Los Eloi son descendiente de los antiguos capitalistas, y los Morlocks del proletariado, quienes acaban por dominar a sus viejos opresores. En La isla del doctor Moreau (The Island of Doctor Moreau, 1896) y en El hombre invisible (The Invisible Man) se especula acerca de los límites éticos de la ciencia y la obligación del científico de actuar conforme a una moral intachable. En La guerra de los mundos (The War of the Worlds), contrariamente a lo que podría pensarse, critica fuertemente las prácticas imperialistas británicas. De hecho, la operativa y la logística de los extraterrestres es prácticamente idéntica a la utilizada por los británicos en la India.
La prosa de H.G. Wells, sin embargo, parece no estar a la altura de los temas que aborda. Su estilo es directo, concreto, sin gimnasias estéticas de ningún tipo. En resumen, su prosa se ajusta a una austeridad extrema. Podemos pensarlo como un hombre que valora los temas sobre los que escribe y no cómo los escribe.

  Fuente: El Espejo Gótico 

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