Nunca admire tanto a alguien, como a los que luchan por sus sueños.
A Los que caminan entre la oscuridad llevando su luz punzante, sin vergüenza, y con firmeza, siempre los admire y los imitaré hasta que pueda. Porque los valientes no temen, actúan según su instinto, son artistas de la vida, capaces de crecer sin agua ni sol, con la tormenta de la sociedad hostigándolos desde arriba.
Yo los admiro, porque pueden con eso y con mucho más. Son sensibles, y fuertes. Son guerreros de la vida, capitanes de sus sueños.
Inauguran su luz por donde andan, no huyen de nadie, van al encuentro del cambio vivo, y de la libertad.
No existe otra cosa que se les compare, porque actúan con grandeza, y también con altura.
Son lo más brillante que vieron mis ojos…
Juan López , ex alumno