Cuento de terror

LA HERENCIA
   Guillermo era un joven de 19 años, alto, morocho, con el torso bien marcado de concurrir diariamente al gimnasio. Vivía solo en Madrid.
   Un día recibió una carta de un primo que le informaba que su abuelo había muerto y le había dejado como herencia un objeto que resultó ser un espejo. Desde que lo había llevado a su casa, tenía la sensación de que alguien lo observaba todo el tiempo. El espejo estaba en el comedor y ocupaba el centro de una gran pared blanca.
   Cada vez que cruzaba la habitación, tenía la sensación de que algo de esa superficie helada atrapaba su imagen e intentaba quedarse con ella. Decidido, se paró frente a él pero no pasó nada fuera de lo normal, sólo veía su imagen que si él se movía, ella hacía lo mismo.
   -Habrá sido mi imaginación- pensó.
   En una oportunidad sintió mucho frío y decidió darse una ducha caliente, al abrir la puerta del baño, que quedaba cerca del comedor, el vapor llegó hasta el espejo, empañándolo.
   Al mirar la superficie empañada, se le ocurrió escribir "hola" y luego de unos segundos de haberlo hecho, debajo de su mensaje vio cómo se escribía la palabra "muerte" como respuesta.
Asustado, limpió la superficie completamente y al verse reflejado nuevamente se tranquilizó, pero de repente su imagen cambió, era él pero más arrugado, calvo y con los ojos como delineados en negro.Desesperado apagó la luz... y fue entonces cuando escuchó una voz que le decía:
   -Te mataré. No soporto tu juventud, tus ganas de vivir, ni tu sonrisa.
   El joven se preguntó si era real que él estuviese escuchando la voz de un espejo o había perdido la cordura. Entonces decidió tapar el espejo con una manta y encender la luz nuevamente.
   Por suerte, todo volvió a la normalidad, pero ¿qué pasaría si se cayera la tela que cubría el espejo o si alguien, por error, la sacara?
Milenko Rodríguez- 2° C