Julio Florencio Cortázar
Nació en Ixelles, Región de Bruselas, 26 de agosto de 1914 y murió en París, 12 de febrero de 1984.
Fue escritor, traductor e intelectual de nacionalidad argentina. Optó por la nacionalidad francesa en 1981, en protesta contra el gobierno militar argentino.
Se lo considera uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, y creador de importantes novelas que inauguraron una nueva forma de hacer literatura en el mundo hispano, rompiendo los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal. Debido a que los contenidos de su obra transitan en la frontera entre lo real y lo fantástico, suele ser puesto en relación con el realismo mágico e incluso con el surrealismo.
Vivió parte de su vida en Argentina y buena parte en Europa. Residió en Italia, España, Suiza y París, ciudad donde se estableció en 1951 y en la que ambientó algunas de sus obras.
Además de su obra como escritor, fue también un reconocido traductor, oficio que desempeñó, entre otros, para la Unesco.
A 100 años de su nacimiento, lo recordamos a través de sus textos
Inventaron un cristal que dejaba pasar las moscas. La mosca venía, empujaba un poco con la cabeza y, pop, ya estaba del otro lado. Alegría enormísima de la mosca. Todo lo arruinó un sabio húngaro al descubrir que la mosca podía entrar pero no salir, o viceversa, a causa de no se sabe qué macana en la flexibilidad de las fibras de este cristal, que era muy fibroso. En seguida inventaron el cazamoscas con un terrón de azúcar dentro, y muchas moscas morían desesperadas. Así acabó toda posible confraternidad con estos
animales dignos de mejor suerte.