La humanidad ha estado a punto de extinguirse a causa de una serie de terribles guerras. Por eso, la sociedad creada al comienzo de la gran paz ha decidido agrupar a las personas en cinco facciones que tratan de erradicar los males que les llevaron a la guerra. Quienes culpaban la agresividad, crearon Cordialidad. Los que culpaban la ignorancia, se agruparon en Erudición. Contra el engaño surgió Verdad, contra el egoísmo, Abnegación, y contra la cobardía, Osadía.
A los dieciséis años, cada individuo debe elegir si permanecer en la facción de sus padres o cambiarse. Si se cambia, tendrá que renunciar a volver a ver a su familia. Tras la Ceremonia de Elección todos los chicos deben pasar por un proceso de iniciación: el que no lo supere se quedará sin facción, convertido en un paria.
La familia de Beatrice pertenece a Abnegación y, aunque ella valora mucho el modo de vida de su facción, no sabe si es lo suficientemente altruista como para dedicar su vida a los demás. La difícil elección de Beatrice marca el inicio de la saga, y la trama de Divergente se centrará en las pruebas de iniciación. Beatrice tendrá que ganarse su puesto en la facción y eso la llevará a competir contra sus compañeros; hará aliados y enemigos, y conocerá a alguien muy especial, una persona que jamás habría esperado encontrar.
Pero el argumento de la saga de Veronica Roth va mucho más allá. En las páginas de este primer volumen descubriremos qué significa eso de «divergente» y cuáles son los problemas políticos de esta sociedad tan pacífica en apariencia.
Divergente es una distopía con todas las letras. No sabemos cuál será el futuro del género distópico pero, si triunfa, será gracias a sagas como esta. No estamos frente a un libro lento, melancólico o reflexivo; Divergente es pura acción. Una novela que engancha de la primera a la última página, que mantiene la tensión en todo momento, llena de giros inesperados, situaciones radicales, bastantes dosis de violencia, mucha tensión amorosa y una protagonista con carácter.
No es una novela perfecta; tiene alguna de las taras que acompañan a todas las distopías, pero sus pocos errores quedan rápidamente eclipsados por sus virtudes. La jovencísima Veronica Roth nos ha dejado muy gratamente sorprendidos, en especial por su habilidad a la hora de dar realismo al personaje de Beatrice y de transmitir sus sentimientos al lector.
Si hay un sucesor de Los juegos del hambre, sin duda es Divergente.
Por Carlota Echevarr