Cuento policial

La noche final
   Era un día domingo, la ciudad estaba revolucionada. Todos iban a la cancha. Se jugaba la final del año entre los dos equipos más grandes. Por supuesto, yo fui al partido y me senté en la tribuna mientras escuchaba a los relatores de la radio local que decían que iba a faltar el jugador estrella del equipo para jugar esa gran final.
   El partido, a pesar de esa ausencia, se jugó igual y el equipo favorito le ganó al visitante por 8 a 0. Todos los hinchas estaban contentísimos y yo también, pero a la vez preocupados por Martín Pérez, "el jugador estrella".
   Esa misma noche entre festejo y festejo, decidí llamarlo, pero su celular no contestaba. Legué a mi casa y decidí ir hasta la suya, ya que él vivía a tres cuadras.
   Toqué el timbre varias veces pero nadie me atendió. Doña Marta, una vecina que sabe sobre la vida de medio mundo, me dijo que el día anterior por la noche había escuchado gritos. Entonces decidí darle una patada a la puerta y entrar a la casa. Revisé cada rincón de la planta baja y nada. Luego subí al segundo piso y vi un cuchillo ensangrentado y marcas de sangre que dejaban un rastro como si hubieran arrastrado algo. Seguí las marcas hasta un ropero y allí adentro estaba el cuerpo con una nota que decía "Por todas las noches de ruidos molestos"
   Salí de la casa horrorizado y ahí encontré nuevamente a Doña Marta que me dijo que Tato, el vecino, se quejaba siempre por la música a la noche y también agregó que era "medio loquito".
   Fui a la casa de Tato, tumbé la puerta y entré en su casa. Lo agarré por el cuello, lo tiré al piso y le pegué hasta que confesó.  Él admitió todo , me dijo que lo había matado con un cuchillo, por los ruidos de todas las noches. Después llegó la policía.
Iván Ciganda, 2° C.