Bienvenidos a Catarsis Literaria y algo más Este es un espacio abierto a todos los estudiantes de la E.E.S.T N°1, para que a través de la escritura expresen sus opiniones, sentimientos y su talento literario.

Almafuerte


Pedro Bonifacio Palacios, nació en San Justo, provincia de Buenos Aires, el 13 de mayo de 1854 y murió en  La Plata, el 28 de febrero de 1917. Su seudónimo fue el de Almafuerte, escritor y filósofo argentino, autor de Trémolo, Cantar de los cantares y La sombra de la patria, entre otras numerosas obras.


¡Piú avanti!

No te des por vencido, ni aun vencido, 
No te sientas esclavo, ni aun esclavo; 
Trémulo de pavor, piénsate bravo, 
Y arremete feroz, ya mal herido. 

Ten el tesón del clavo enmohecido, 
Que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo; 
No la cobarde intrepidez del pavo 
Que amaina su plumaje al primer ruido. 

Procede como Dios que nunca llora, 
O como Lucifer, que nunca reza, 
O como el robledal, cuya grandeza 
Necesita del agua y no la implora... 

¡Que muerda y vocifere vengadora, 
Ya rodando en el polvo tu cabeza! 



¡Vera violetta!

En pos de su nivel se lanza el río 
Por el gran desnivel de los breñales; 
El aire es vendaval, y hay vendavales 
Por la ley del no-fin, del no-vacío; 
La más hermosa espiga del estío 
No sueña con el pan en los trigales; 
El más noble panal de los panales 
No declaró jamás: Yo no soy mío. 
Y el sol, el padre sol, el raudo foco 
Que fomenta la vida en la Natura, 
Por fecundar los polos no se apura, 
Ni se desvía un ápice tampoco... 
¡Todo lo alcanzarás, solemne loco, 

Siempre que lo permita tu estatura! 

¡Avanti!

Para Don Félix J. Tettamanti
Si te postran diez veces te levantas 
Otras diez, otras cien, otras quinientas... 
No han de ser tus caídas tan violentas 
Ni tampoco, por ley, han de ser tantas. 
Con el hambre genial con que las plantas 
Asimilan el humus avarientas, 
Deglutiendo el rencor de las afrentas 
Se formaron los santos y las santas. 
Obsesión casi asnal, para ser fuerte, 
Nada más necesita la criatura, 
Y en cualquier infeliz se me figura 
Que se rompen las garras de la suerte... 
¡Todos los incurables tienen cura 

Cinco segundos antes de la muerte! 




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