Bienvenidos a Catarsis Literaria y algo más Este es un espacio abierto a todos los estudiantes de la E.E.S.T N°1, para que a través de la escritura expresen sus opiniones, sentimientos y su talento literario.

¿Conectados?

En virtual conexión   por Silvia Fesquet                                                                                                  13/04/12 -
Mediodía en coqueto restaurante palermitano. Sentados a una mesa, madre, padre e hija conversan animadamente hasta que llegan los platos. Cada uno apaga entonces su teléfono celular. No han cruzado palabra entre ellos desde que llegaron. Y es de imaginar que la plática con sus inalámbricos interlocutores fue interrumpida apenas para evitar que la comida se enfriara. Lejos de llamar la atención, la escena se repite a diario en cualquier ámbito que exploremos. Puede haber variantes, es cierto: en muchas ocasiones, en vez de en una charla telefónica la atención suele estar puesta en el chat, el intercambio de SMS, el envío de un e-mail, algún jueguito, o en el activo teclear de los 140 caracteres de Twitter. Con enorme frecuencia todas estas acciones son realizadas, de manera individual, por personas que están acompañadas por un otro/a, o por varios otros/as.                                                                                                                                          Es notable cómo, pantallita mediante, podemos estar virtualmente conectados con miles de contactos en simultáneo, y en un segundo, mientras no somos capaces de conectar realmente, en acto y en presencia, con quien está sentado a apenas unos centímetros. No se trata de negar las extraordinarias ventajas que proporciona la tecnología, sino de ser dueños de esos recursos y no sus esclavos. Defensora a ultranza, 15 años atrás, de la revolución digital y sus posibilidades, pero impactada por el nivel de dependencia a ella que hoy observa, Sherry Turkle, psicóloga del prestigioso MIT, advierte: “Hemos encontrado una nueva forma de estar solos en compañía”. Y pide ponerle límites a tanta conexión y recuperar la capacidad de relacionarnos, con nosotros y con los otros. ¿Hay alguien ahí dispuesto a hacerle caso?

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