Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol. Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.
Si querés escuchar como el mismísimo Cortázar leía este relato que acabas de leer, haz clik en:
http://www.youtube.com/watch?v=R52iNrFKUSw
Cuento policial
La Cuerda
Me encontraba en mi oficina leyendo el diario mientras tomaba mi café de todas las mañanas. Miraba la pared mientras observaba los recortes que había enmarcado. ¡Qué buenos momentos!.
Allí, en esos recuadros, se encontraba reflejada toda mi carrera, por la cual había recibido una conmemoración al mejor detective de la ciudad. Aunque, debo decir, que ya hacía mucho tiempo que no resolvía un caso.
De pronto golpearon a la puerta de mi oficina.
-¿Oficina del señor Rubén Gutiérrez?
-Sí, adelante.
Entró una chica joven, bastante bonita y algo alta. En su mirada se notaba una inmensa angustia. Se acercó a mi escritorio y le dije que tomara asiento.
-Buenas tardes.
-Hola, me llamo Agustina Navarro, soy modelo y quería informarle sobre un secuestro que sucedió ayer a la noche en el salón de eventos de la calle San Martín. Estábamos en un desfile de moda exhibiendo la nueva línea de ropa de la marca"Beautiful Style". Una amiga estaba llegando al final de la pasarela, cuando de pronto se cortó la luz por un instante, y se oyó un grito. Cuando se encendió la luz de emergencia, ella había desaparecido.
-¿Entonces así, nada más? ¿No viste a nadie que pudiera haberlo hecho?
-No señor, a nadie.
-¿La víctima tenía algún enemigo?
-No, la verdad es que somos grandes amigas y si hubiese tenido alguno, me lo hubiera dicho.
- Las demás modelos, ¿la envidiaban?
-No, nosotras somos muy unidas, nada de rencor o algo parecido. Lo más extraño es que había un montón de gente en el lugar y nadie se percató de lo que estaba ocurriendo frente a nuestros ojos.
-¿Y la policía qué dice?
-Nada, la verdad es que están muy desorientados, por eso recurro a usted.
- Está bien, mañana iré al salón de eventos para investigar.
Ella se despidió y se marchó.
Al día siguiente me preparé y fui hacia el lugar. Cuando entré me di cuenta de que era un lugar muy amplio, con un techo alto y una claraboya bastante extensa. Encontré a una señora que limpiaba el lugar y le pregunté si sabía algo de lo ocurrido hacía dos noches. Me contestó que no tenía idea de lo ocurrido porque esa noche ella no había trabajado ya que era su día de franco. Decidí investigar en el camarín de la víctima. Al entrar, encontré su tocador que contenía algunos maquillajes y una orquídea, que posiblemente, hubiese sido un obsequio de algún admirador.
Regresé a la pasarela y me di cuenta de que en el borde del tragaluz había algo que colgaba. Decidí subir al techo y me di cuenta de que era un trozo de cuerda. Además me fijé y me di cuenta que el cable de la luz estaba cortado. Recogí el trozo de soga y lo guardé en una bolsa.
De regreso a mi oficina, inspeccioné el trozo de cuerda con mi lupa. Inmediatamente descubrí un logotipo bastante particular. Investigué y me di cuenta de que era de una marca de elementos de montañismo. Entonces, fui a la casa de deportes más reconocida de la ciudad y le pregunté a uno de sus empleados quién podría haber comprado esa soga y rápidamente me dieron el nombre y la dirección de un sujeto, un tal Alejandro Muñoz, un cliente asiduo del lugar.
No vivía muy lejos de allí. Toqué timbre y me abrieron la puerta.
-Hola, ¿se encuentra el señor Muñoz?
-Sí, soy yo.
-Soy el detective Rubén Gutiérrez y estoy realizando una investigación acerca de un secuestro.
-¿Un secuestro?-preguntó algo incómodo- y ¿por qué viene a mi casa?
Para hacerle unas preguntas.
Mientras conversábamos miré la pared que estaba llena de fotos de una chica. Pero finalmente confirmé que él era el secuestrador cuando vi sobre un mueble una orquídea igual a la que había en el camarín de la modelo.
Cuando menos se lo esperaba, lo atrapé y lo esposé. Luego empecé a buscar a la modelo que estaba atada de manos y con la boca vendada en una habitación. Llamé a la policía para que viniera a buscarlo. Cuando llegaron, los oficiales me preguntaron cómo me había dado cuenta de que él era el secuestrador. Entonces les dije:
- Simple, primero porque el salón de eventos estaba lleno de gente y por lo tanto el secuestrador no podía raptar a la mujer desde el suelo, ya que había demasiada gente. Entonces, encontré la cuerda que había usado para bajar por la claraboya cuando la luz estuvo cortada y salir del lugar sin que nadie lo notara. Descubrí la marca y el lugar donde había comprado la soga y me dijeron quién lo había hecho. Por otro lado, en el camarín de la chica había una orquídea, la cual supuse se la había entregado un admirador y en la casa de Muñoz, había una igual y también fotos de la modelo secuestrada. Lo cual explica también la causa del secuestro: él quería el amor de la mujer.
-Sorprendente, me asombra su forma de razonamiento, no cabe duda de por qué usted es considerado el mejor detective de la ciudad- dijo el oficial .
El caso llegó hasta los diarios, cuyos recortes, Gutiérrez miraba en la pared de su oficina tomando su rutinaria taza de café matutina.
Facundo Méndez- 2° C
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Me encontraba en mi oficina leyendo el diario mientras tomaba mi café de todas las mañanas. Miraba la pared mientras observaba los recortes que había enmarcado. ¡Qué buenos momentos!.
Allí, en esos recuadros, se encontraba reflejada toda mi carrera, por la cual había recibido una conmemoración al mejor detective de la ciudad. Aunque, debo decir, que ya hacía mucho tiempo que no resolvía un caso.
De pronto golpearon a la puerta de mi oficina.
-¿Oficina del señor Rubén Gutiérrez?
-Sí, adelante.
Entró una chica joven, bastante bonita y algo alta. En su mirada se notaba una inmensa angustia. Se acercó a mi escritorio y le dije que tomara asiento.
-Buenas tardes.
-Hola, me llamo Agustina Navarro, soy modelo y quería informarle sobre un secuestro que sucedió ayer a la noche en el salón de eventos de la calle San Martín. Estábamos en un desfile de moda exhibiendo la nueva línea de ropa de la marca"Beautiful Style". Una amiga estaba llegando al final de la pasarela, cuando de pronto se cortó la luz por un instante, y se oyó un grito. Cuando se encendió la luz de emergencia, ella había desaparecido.
-¿Entonces así, nada más? ¿No viste a nadie que pudiera haberlo hecho?
-No señor, a nadie.
-¿La víctima tenía algún enemigo?
-No, la verdad es que somos grandes amigas y si hubiese tenido alguno, me lo hubiera dicho.
- Las demás modelos, ¿la envidiaban?
-No, nosotras somos muy unidas, nada de rencor o algo parecido. Lo más extraño es que había un montón de gente en el lugar y nadie se percató de lo que estaba ocurriendo frente a nuestros ojos.
-¿Y la policía qué dice?
-Nada, la verdad es que están muy desorientados, por eso recurro a usted.
- Está bien, mañana iré al salón de eventos para investigar.
Ella se despidió y se marchó.
Al día siguiente me preparé y fui hacia el lugar. Cuando entré me di cuenta de que era un lugar muy amplio, con un techo alto y una claraboya bastante extensa. Encontré a una señora que limpiaba el lugar y le pregunté si sabía algo de lo ocurrido hacía dos noches. Me contestó que no tenía idea de lo ocurrido porque esa noche ella no había trabajado ya que era su día de franco. Decidí investigar en el camarín de la víctima. Al entrar, encontré su tocador que contenía algunos maquillajes y una orquídea, que posiblemente, hubiese sido un obsequio de algún admirador.
Regresé a la pasarela y me di cuenta de que en el borde del tragaluz había algo que colgaba. Decidí subir al techo y me di cuenta de que era un trozo de cuerda. Además me fijé y me di cuenta que el cable de la luz estaba cortado. Recogí el trozo de soga y lo guardé en una bolsa.
De regreso a mi oficina, inspeccioné el trozo de cuerda con mi lupa. Inmediatamente descubrí un logotipo bastante particular. Investigué y me di cuenta de que era de una marca de elementos de montañismo. Entonces, fui a la casa de deportes más reconocida de la ciudad y le pregunté a uno de sus empleados quién podría haber comprado esa soga y rápidamente me dieron el nombre y la dirección de un sujeto, un tal Alejandro Muñoz, un cliente asiduo del lugar.
No vivía muy lejos de allí. Toqué timbre y me abrieron la puerta.
-Hola, ¿se encuentra el señor Muñoz?
-Sí, soy yo.
-Soy el detective Rubén Gutiérrez y estoy realizando una investigación acerca de un secuestro.
-¿Un secuestro?-preguntó algo incómodo- y ¿por qué viene a mi casa?
Para hacerle unas preguntas.
Mientras conversábamos miré la pared que estaba llena de fotos de una chica. Pero finalmente confirmé que él era el secuestrador cuando vi sobre un mueble una orquídea igual a la que había en el camarín de la modelo.
Cuando menos se lo esperaba, lo atrapé y lo esposé. Luego empecé a buscar a la modelo que estaba atada de manos y con la boca vendada en una habitación. Llamé a la policía para que viniera a buscarlo. Cuando llegaron, los oficiales me preguntaron cómo me había dado cuenta de que él era el secuestrador. Entonces les dije:
- Simple, primero porque el salón de eventos estaba lleno de gente y por lo tanto el secuestrador no podía raptar a la mujer desde el suelo, ya que había demasiada gente. Entonces, encontré la cuerda que había usado para bajar por la claraboya cuando la luz estuvo cortada y salir del lugar sin que nadie lo notara. Descubrí la marca y el lugar donde había comprado la soga y me dijeron quién lo había hecho. Por otro lado, en el camarín de la chica había una orquídea, la cual supuse se la había entregado un admirador y en la casa de Muñoz, había una igual y también fotos de la modelo secuestrada. Lo cual explica también la causa del secuestro: él quería el amor de la mujer.
-Sorprendente, me asombra su forma de razonamiento, no cabe duda de por qué usted es considerado el mejor detective de la ciudad- dijo el oficial .
El caso llegó hasta los diarios, cuyos recortes, Gutiérrez miraba en la pared de su oficina tomando su rutinaria taza de café matutina.
Facundo Méndez- 2° C
Argumentacion
La discriminación
INTRODUCCION
A través de la historia, la discriminación y el racismo ocuparon un lugar importante en la vida de las personas.
Argentina no estuvo ajena a ella.
El gaucho por muchos años fue discriminado y a causa de ello surgieron obras literarias que se hicieron eco de dicha discriminación e iniciaron una reivindicación de su figura
A través de la historia, la discriminación y el racismo ocuparon un lugar importante en la vida de las personas.
Argentina no estuvo ajena a ella.
El gaucho por muchos años fue discriminado y a causa de ello surgieron obras literarias que se hicieron eco de dicha discriminación e iniciaron una reivindicación de su figura
En el Martin Fierro se muestra la discriminación
hacia el gaucho, hacia los indios y los
gringos, es decir, a los europeos. Hoy en día la discriminación en nuestro país
sigue estando pero no hacia el mismo
grupo social. Ahora se discriminan a los chilenos, chinos, bolivianos y paraguayos,
se los llama “Negros” para diferenciar a esas culturas de las nuestras y a las
que nosotros, muchas veces, no miramos
bien.
Su forma de vida, su lenguaje y algunas costumbres
que no son iguales a las nuestras no las
consideramos correctas, los excluimos o agredimos ya que nuestra forma de
pensar es cerrada y no sabemos aceptar que otras personas tengan distintas
culturas.
Pero la discriminación no es sólo hacia los
“Negros”, ya que a veces sólo basta que la persona tenga otra cultura para no
ser aceptada, por ejemplo si un argentino está en España aunque sea un país
europeo la situación es la misma, tanto el argentino como el español se distancian
por no tener el mismo pensamiento. No sólo eso hace que se discrimine a
alguien, también son causas de ello la vestimenta, el gusto musical, el celular
o la jerga que use cada individuo, todo hace que una persona quede excluida de
ciertos grupos sociales que creen ser mejores que los otros.
En síntesis
la discriminación no es un fenómeno sólo de nuestro país sino de todos los
países del mundo. No se da sólo por el color de piel, la nacionalidad, la
vestimenta y los gestos sino también por cualquier otro motivo y estuvo
presente a lo largo de nuestra historia. Está en nosotros erradicarla, aunque
resulte difícil
Tiago Márquez – Eloy Machain- 6° año- Informática
Cuento de terror
EL HOMBRE DEL ESPEJO
Desde que había heredado ese antiguo espejo, tenía la sensación de que alguien lo estaba mirando. El espejo se encontraba en el comedor y ocupaba el centro de una gran pared blanca. Cada vez que cruzaba la habitación, un frío lo atravesaba de lado a lado, como si algo de esa superficie helada que, por un momento, atrapaba su imagen, intentara quedarse en él. Decidido a enfrentar la situación, un día se paró frente al espejo y se observó: era alto, rubio y de mirada penetrante. Su reflejo no se asemejaba a algo que antes hubiese visto. Ya se había mirado antes, pero esta vez sentía algo distinto. En ese instante la habitación se tornó oscura, tétrica, sombría y él vio cómo su imagen comenzaba a cambiar, como si el tiempo transcurriera rápidamente. La caída del cabello, las arrugas, el cambio de tono de su piel. Sintió miedo, mucho miedo y subió corriendo las escaleras. Se encerró en su cuero y trató de dormir un poco, pero cada vez que lo intentaba, la imagen de ese "hombre viejo" le venía a la cabeza.
A la mañana siguiente se despertó con un fuerte dolor de cabeza, pero todavía sentía miedo por lo vivido la noche anterior. Bajó las escaleras y quiso ir al baño para lavarse la cara, pero para ello era necesario pasar por el comedor por donde estaba el espejo. Velozmente atravesó el comedor y llegó al baño. Una vez allí fue al lavabo, abrió la canilla y se mojó la cara.Al levantar la cabeza, se miró en el espejo y otra vez vio al anciano. Entonces largó un aullido y echó a correr. Tropezó con algo y arrastrándose se acurrucó en una esquina de la habitación. Se tapó la cabeza con los brazos y cerró los ojos, entonces sintió que algo le tocaba su mano, levantó la mirada y estupefacto descubrió que era el viejo.
No podía moverse así que sólo se limitó a escuchar lo que le decía aquel ser extraño
- Has sido una persona muy vil. Soy alguien cercano a ti, más de lo que te imaginas y te aseguro que un mundo de tormentos te perseguirá por el resto de tu vida.
Luego, el anciano comenzó a arrastrarlo por el comedor en dirección al espejo. El joven trató de zafarse haciendo movimientos bruscos hasta que lo logró y de una patada mandó al viejo hacia el espejo que se lo tragó bruscamente. Rápidamente tomó una silla y la arrojó contra aquel objeto. Este se fragmentó en más de mil pedazos que quedaron esparcidos por toda la habitación.
Más tranquilo se apoyó en una pared y se dejó caer lentamente por ella mientras despedía un sutil suspiro de alivio. Una vez en el suelo, comenzó a ver los pedazos de vidrio esparcidos en él. Alzó su vista y se perdió mirando las constelaciones de polvo que, suavemente, se dispersaban en el fulgor del haz de luz que entraba por la ventana.
Facundo Mendez- 2° C-
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Desde que había heredado ese antiguo espejo, tenía la sensación de que alguien lo estaba mirando. El espejo se encontraba en el comedor y ocupaba el centro de una gran pared blanca. Cada vez que cruzaba la habitación, un frío lo atravesaba de lado a lado, como si algo de esa superficie helada que, por un momento, atrapaba su imagen, intentara quedarse en él. Decidido a enfrentar la situación, un día se paró frente al espejo y se observó: era alto, rubio y de mirada penetrante. Su reflejo no se asemejaba a algo que antes hubiese visto. Ya se había mirado antes, pero esta vez sentía algo distinto. En ese instante la habitación se tornó oscura, tétrica, sombría y él vio cómo su imagen comenzaba a cambiar, como si el tiempo transcurriera rápidamente. La caída del cabello, las arrugas, el cambio de tono de su piel. Sintió miedo, mucho miedo y subió corriendo las escaleras. Se encerró en su cuero y trató de dormir un poco, pero cada vez que lo intentaba, la imagen de ese "hombre viejo" le venía a la cabeza.
A la mañana siguiente se despertó con un fuerte dolor de cabeza, pero todavía sentía miedo por lo vivido la noche anterior. Bajó las escaleras y quiso ir al baño para lavarse la cara, pero para ello era necesario pasar por el comedor por donde estaba el espejo. Velozmente atravesó el comedor y llegó al baño. Una vez allí fue al lavabo, abrió la canilla y se mojó la cara.Al levantar la cabeza, se miró en el espejo y otra vez vio al anciano. Entonces largó un aullido y echó a correr. Tropezó con algo y arrastrándose se acurrucó en una esquina de la habitación. Se tapó la cabeza con los brazos y cerró los ojos, entonces sintió que algo le tocaba su mano, levantó la mirada y estupefacto descubrió que era el viejo.
No podía moverse así que sólo se limitó a escuchar lo que le decía aquel ser extraño
- Has sido una persona muy vil. Soy alguien cercano a ti, más de lo que te imaginas y te aseguro que un mundo de tormentos te perseguirá por el resto de tu vida.
Luego, el anciano comenzó a arrastrarlo por el comedor en dirección al espejo. El joven trató de zafarse haciendo movimientos bruscos hasta que lo logró y de una patada mandó al viejo hacia el espejo que se lo tragó bruscamente. Rápidamente tomó una silla y la arrojó contra aquel objeto. Este se fragmentó en más de mil pedazos que quedaron esparcidos por toda la habitación.
Más tranquilo se apoyó en una pared y se dejó caer lentamente por ella mientras despedía un sutil suspiro de alivio. Una vez en el suelo, comenzó a ver los pedazos de vidrio esparcidos en él. Alzó su vista y se perdió mirando las constelaciones de polvo que, suavemente, se dispersaban en el fulgor del haz de luz que entraba por la ventana.
Facundo Mendez- 2° C-
Dia del maestro
ROSARIO VERA PEÑALOZA
En el día del maestro, es necesario hablar de una leyenda
llamada Rosario Vera Peñaloza. Si Sarmiento fue el padre del Aula, ella fue la
madre. Vale la pena conocer la vida, el pensamiento y la obra de Rosario Vera
Peñaloza porque seguramente muchos jóvenes no la conocen y muchos grandes, saben poco y nada de ella.
Rosarito nació en la Navidad de 1873 en Atiles un pueblito
perdido en el corazón de La Rioja. Rosarito hizo la primaria en San Juan, la
patria chica de Sarmiento. A los 15 años, al morir Sarmiento, ella siente en el pecho un dolor
muy profundo y una suerte de llamado para continuar su camino.
Rosarito fue perseguida por los retrógrados y oscurantistas de siempre. Todo porque ella no se dejaba domesticar por la educación ortodoxa, cerrada, vacía de contenido humanista y social. Escribió 25 libros, en su mayoría inéditos. Militaba con su palabra pero más con la acción: hacía mucho y hablaba poco. Fue incansable fundadora de museos y jardines de infantes en todo el país. Ocupó 22 cargos públicos. Fue maestra en muchas provincias. Hizo del país un aula.
Rosarito fue perseguida por los retrógrados y oscurantistas de siempre. Todo porque ella no se dejaba domesticar por la educación ortodoxa, cerrada, vacía de contenido humanista y social. Escribió 25 libros, en su mayoría inéditos. Militaba con su palabra pero más con la acción: hacía mucho y hablaba poco. Fue incansable fundadora de museos y jardines de infantes en todo el país. Ocupó 22 cargos públicos. Fue maestra en muchas provincias. Hizo del país un aula.
Era austera,
pequeña, calladita, franciscana en sus formas y en el fondo.
Hizo del aula un altar y de ese altar un país. Se ganó el título de “Maestra de la Patria”. Entregó hasta los momentos más importantes de su vida personal sin pedir nada a cambio. Escribió su credo patriótico que bien podría estar colgado en todas las escuelas. Vale la pena conocerlo:
Hizo del aula un altar y de ese altar un país. Se ganó el título de “Maestra de la Patria”. Entregó hasta los momentos más importantes de su vida personal sin pedir nada a cambio. Escribió su credo patriótico que bien podría estar colgado en todas las escuelas. Vale la pena conocerlo:
1) Amar a la patria más que a sí mismo.
2) No jurar en su santo nombre falsamente.
3) Conmemorar sus glorias.
4) Honrar a la madre patria en todos los actos de la vida.
5) No matar el sentimiento patrio con la indiferencia cívica o la tolerancia indebida.
6) No realizar acto alguno que mengue la propia dignidad. Quien se dignifica a sí
2) No jurar en su santo nombre falsamente.
3) Conmemorar sus glorias.
4) Honrar a la madre patria en todos los actos de la vida.
5) No matar el sentimiento patrio con la indiferencia cívica o la tolerancia indebida.
6) No realizar acto alguno que mengue la propia dignidad. Quien se dignifica a sí
mismo dignifica a
la patria.
7) Cuidar los bienes del estado más que de los propios.
8) Buscar y practicar siempre la verdad.
9) No desear jamás tener otra nacionalidad.
10) No ambicionar los derechos de las demás naciones ni mucho menos pretender
7) Cuidar los bienes del estado más que de los propios.
8) Buscar y practicar siempre la verdad.
9) No desear jamás tener otra nacionalidad.
10) No ambicionar los derechos de las demás naciones ni mucho menos pretender
su dominio y dar a
la Argentina capacidad para no ser superada ni vencida.
En 1950, en
Chamical, mientras estaba ejerciendo como maestra de maestras, se alejó del
grupo de docentes a quienes les estaba dictando un curso y se dejó morir sobre
una piedra de esa tierra que tanto amaba.
Fue una patriota,
una heroína civil que le ganó mil batallas a la ignorancia.
Argentina seguirá
siendo bendita si valora su cultura y a sus anónimos guerreros de la palabra y
la inteligencia. Como dijo José de San Martín: “No hay ejército más poderoso
para defender nuestra soberanía que la educación”. Y es una verdad grande como
una Nación que se confirma todos los días.
Fuente:
Alfredo Leuco
Producciones
Cuento de terror
EL ESPEJOOO
Desde que había heredado ese antiguo espejo, tenía la sensación de que alguien lo estaba mirando. El espejo se encontraba en el comedor y ocupaba el centro de una gran pared blanca. Cada vez que cruzaba la habitación, un frío lo atravesaba de lado a lado, como si algo de esa superficie helada que, por un momento, atravesaba su imagen intentara quedarse en él. Decidido a enfrentar la situación, un día se paró frente al espejo y comenzó a observar cómo su rostro envejecía poco a poco. Invadido por el terror de la cabeza a los pies, salió de la sala corriendo hacia su habitación, en donde se encerró. Luego fue hacia un rincón y se acuclilló, posición en la que pasó casi toda la noche sin dormir. Estaba solo, a oscuras, la luz se había cortado a causa de una tormenta. Sólo los relámpagos iluminaban de manera intermitente el cuarto.
Al día siguiente se despertó muy cansado y atemorizado, bajó las escaleras y fue directamente hacia el espejo para ver si esa horrible imagen de él envejeciendo, seguía allí reflejándose. Al llegar miró primero el marco dorado y luego la superficie pulida, pero la imagen no estaba y pudo respirar aliviado. Pensó que todo había terminado, así que fue al baño, se lavó la cara, sin embargo al levantar la mirada, vio nuevamente su rostro pálido, arrugado, de cabello canoso. En ese instante su única reacción fue tocarse para comprobar que lo que estaba viendo estaba sucediendo realmente o era producto de su imaginación. Fatalmente comprobó que las arrugas estaban ahí , no encontraba una explicación lógica para lo que le estaba pasando.
Tomó ánimo y volvió a asomarse muy despacio y comprobó que la imagen ya no era la de él en un futuro, sino que ahora le devolvía un pasillo muy oscuro, con paredes agrietadas que no tenín fin. Estiró la mano acariciando su reflejo e inesperadamente, éste lo succionó. Ahora estaba del otro lado. Ya no era un reflejo.
Comenzó a correr por el pasillo, hasta que de pronto observó que criaturas feas y deformes venían hacia él. Siguió corriendo pero el pasillo no tenía una salida y la imagen que lo había atemorizado en un primer momento, estaba ahí, decidida a ocupar su lugar.
Sin más fuerzas cayó al suelo. Cubrió con sus manos los ojos y empezó a sentir cómo los monstruos deformes lo devoraban, lo rasguñaban y le arrancaban sus extremidades. Quedó allí, mutilado, y murió lentamente.
Nicolás Larrosa- 2° C
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EL ESPEJOOO
Desde que había heredado ese antiguo espejo, tenía la sensación de que alguien lo estaba mirando. El espejo se encontraba en el comedor y ocupaba el centro de una gran pared blanca. Cada vez que cruzaba la habitación, un frío lo atravesaba de lado a lado, como si algo de esa superficie helada que, por un momento, atravesaba su imagen intentara quedarse en él. Decidido a enfrentar la situación, un día se paró frente al espejo y comenzó a observar cómo su rostro envejecía poco a poco. Invadido por el terror de la cabeza a los pies, salió de la sala corriendo hacia su habitación, en donde se encerró. Luego fue hacia un rincón y se acuclilló, posición en la que pasó casi toda la noche sin dormir. Estaba solo, a oscuras, la luz se había cortado a causa de una tormenta. Sólo los relámpagos iluminaban de manera intermitente el cuarto.
Al día siguiente se despertó muy cansado y atemorizado, bajó las escaleras y fue directamente hacia el espejo para ver si esa horrible imagen de él envejeciendo, seguía allí reflejándose. Al llegar miró primero el marco dorado y luego la superficie pulida, pero la imagen no estaba y pudo respirar aliviado. Pensó que todo había terminado, así que fue al baño, se lavó la cara, sin embargo al levantar la mirada, vio nuevamente su rostro pálido, arrugado, de cabello canoso. En ese instante su única reacción fue tocarse para comprobar que lo que estaba viendo estaba sucediendo realmente o era producto de su imaginación. Fatalmente comprobó que las arrugas estaban ahí , no encontraba una explicación lógica para lo que le estaba pasando.
Tomó ánimo y volvió a asomarse muy despacio y comprobó que la imagen ya no era la de él en un futuro, sino que ahora le devolvía un pasillo muy oscuro, con paredes agrietadas que no tenín fin. Estiró la mano acariciando su reflejo e inesperadamente, éste lo succionó. Ahora estaba del otro lado. Ya no era un reflejo.
Comenzó a correr por el pasillo, hasta que de pronto observó que criaturas feas y deformes venían hacia él. Siguió corriendo pero el pasillo no tenía una salida y la imagen que lo había atemorizado en un primer momento, estaba ahí, decidida a ocupar su lugar.
Sin más fuerzas cayó al suelo. Cubrió con sus manos los ojos y empezó a sentir cómo los monstruos deformes lo devoraban, lo rasguñaban y le arrancaban sus extremidades. Quedó allí, mutilado, y murió lentamente.
Nicolás Larrosa- 2° C
Producciones
Perdido en Buenos Aires
Me encontraba en mi habitación, ordenando la mochila para ir al viaje de estudio de la escuela. Todos los años mi colegio organiza un viaje a Buenos Aires para visitar lugares interesantes y realizar paseos educativos. Estaba escuchando la canción "Thriller" de Michael Jackson que lamentablemente había muerto hacía unos meses.
Mi papá me llevó hasta la escuela y allí me encontré con mis amigos. Juan, mi mejor amigo, estaba con el álbum del Dakar 2009 pegando los stickers. Lo saludé y nos fuimos a sentar juntos en el colectivo.
Llegamos a Bs. As aproximadamente a las 12:30 y fuimos directamente a un shopping a comer algo. Yo me quedé viendo una vidriera de una agencia de celulares por las increíbles ofertas que tenía y me distraje por un momento. El grupo siguió de largo y me encontré perdido. Los empecé a buscar desesperadamente pero no los hallaba por ningún lado. Me puse muy nervioso y no sabía qué hacer. Me encontraba perdido y no conocía a nadie.
Me tranquilicé y me puse a pensar. Recordé que los profesores habían dicho que iban a ir al Cabildo, entonces salí del lugar y traté de buscarlos. En verdad, fue una locura, porque yo no tenía ni idea de dónde estaba parado. Veía a la gente caminando, a los autos que transitaban amontonados por las calles, a los edificios, pero nada que se le pareciera al Cabildo.
Finalmente, llegué al lugar pidiendo indicaciones a las personas que cruzaba cada dos cuadras. Encontré a mi grupo acompañado por un guía. Había llegado justo en e momento en que se dieron cuenta de que faltaba. A la profesora casi le da un ataque cuando se enteró de que no estaba. Por suerte cuando me vio, se tranquilizó y volvió a respirar.
Terminamos el recorrido y subimos al colectivo. Esta vez se aseguraron de que no faltara nadie y emprendimos el regreso.
Hoy en día ya no recuerdo nada del paseo, pero todavía no puedo olvidar una cosa: ¡"Increíble oferta, sólo por hoy, llévese un celular de $300 y reciba gratis una funda del color que quiera!"
Facundo Méndez- 2° C
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Me encontraba en mi habitación, ordenando la mochila para ir al viaje de estudio de la escuela. Todos los años mi colegio organiza un viaje a Buenos Aires para visitar lugares interesantes y realizar paseos educativos. Estaba escuchando la canción "Thriller" de Michael Jackson que lamentablemente había muerto hacía unos meses.
Mi papá me llevó hasta la escuela y allí me encontré con mis amigos. Juan, mi mejor amigo, estaba con el álbum del Dakar 2009 pegando los stickers. Lo saludé y nos fuimos a sentar juntos en el colectivo.
Llegamos a Bs. As aproximadamente a las 12:30 y fuimos directamente a un shopping a comer algo. Yo me quedé viendo una vidriera de una agencia de celulares por las increíbles ofertas que tenía y me distraje por un momento. El grupo siguió de largo y me encontré perdido. Los empecé a buscar desesperadamente pero no los hallaba por ningún lado. Me puse muy nervioso y no sabía qué hacer. Me encontraba perdido y no conocía a nadie.
Me tranquilicé y me puse a pensar. Recordé que los profesores habían dicho que iban a ir al Cabildo, entonces salí del lugar y traté de buscarlos. En verdad, fue una locura, porque yo no tenía ni idea de dónde estaba parado. Veía a la gente caminando, a los autos que transitaban amontonados por las calles, a los edificios, pero nada que se le pareciera al Cabildo.
Finalmente, llegué al lugar pidiendo indicaciones a las personas que cruzaba cada dos cuadras. Encontré a mi grupo acompañado por un guía. Había llegado justo en e momento en que se dieron cuenta de que faltaba. A la profesora casi le da un ataque cuando se enteró de que no estaba. Por suerte cuando me vio, se tranquilizó y volvió a respirar.
Terminamos el recorrido y subimos al colectivo. Esta vez se aseguraron de que no faltara nadie y emprendimos el regreso.
Hoy en día ya no recuerdo nada del paseo, pero todavía no puedo olvidar una cosa: ¡"Increíble oferta, sólo por hoy, llévese un celular de $300 y reciba gratis una funda del color que quiera!"
Facundo Méndez- 2° C
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