Bienvenidos a Catarsis Literaria y algo más Este es un espacio abierto a todos los estudiantes de la E.E.S.T N°1, para que a través de la escritura expresen sus opiniones, sentimientos y su talento literario.

Producciones de los alumnos

  Mis nervios de punta

 Es  un año electoral aquí en Argentina, y Buenos Aires está impaciente. Los políticos por todos lados buscan votos, la gente no sabe qué propuesta es mejor y así sucesivamente. Pero en este 2011 me pasó algo especial y se los voy a contar.
   Era un día normal, fui a la escuela como de costumbre a las 7:30 hs y luego salí de ella a las 11:50 hs para ir a mi casa. Allí me esperaba mi mamá con la comida, una rica y sabrosa pizza. Después del almuerzo me puse a mirar televisión. Viendo algunas noticias, me enteré de que River Plate estaba  en promoción y que con ese resultado Boca Juniors clasificaría para la Copa Sudamericana y que un señor de bigotes muy reconocido se postulaba para Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Luego me puse a estudiar, ya que al otro día tenía prueba de Prácticas del Lenguaje, pero  estaba muy nervioso, tan  nervioso que no me podía concentrar  en lo que tenía que estudiar, me distraía pensando en cómo me iba a ir, qué preguntas iba a hacer la profesora, qué me dirían mis padres si la nota de la evaluación era mala y varias cosas más.  Imaginé muchas situaciones, como que ellos se enojaban conmigo y no me dejaban salir a ningún otro lado que no fuera la escuela o que por esa nota me llevaba la materia. Al fin pude tranquilizarme,  pensar en cosas buenas y estudiar un poco. Debía hacerlo, de lo contrario me iría muy mal.
   Había llegado el día. Traté de tomar todo con tranquilidad, me fui en bici hasta el establecimiento.  Como lo hacía diariamente, me senté en el banco de siempre y esperé hasta que llegara  el momento de la evaluación. En ese instante entró la profesora y  nos hizo cambiar de salón porque, supuestamente el otro, era más cómodo  En el trayecto todas las situaciones que había imaginado, pasaron por mi mente y me intranquilizaron. Cuando la docente comenzó a repartir las pruebas y a explicar algunas consignas me calmé, pensé en cosas buenas y resolví todo lo que sabía. Luego la revisé. Fui el último en entregar, como siempre, el más lento de todos. Después de esto volví a mi casa y descansé.
   Al la semana siguiente, en el momento en que entregaban las evaluaciones me puse nervioso de nuevo, pero en el instante en el que me la dieron en la mano y decía 8,50, me alivié como nunca en la vida. ¿Era una buena nota, no? Pero hasta ahora sigo poniéndome nervioso antes de cada evaluación hasta que me acuerdo que, si sigo así, me va a ir mal.
              Stéfano Petracci-2° “C”-Secundaria Básica.

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